viernes, 4 de agosto de 2017

Vencer el mal con el bien.

Domingo 16º del Tiempo Ordinario - Ciclo A (23/7/2017).

Mi ilustración del Evangelio Dominical.
Después de todo lo que Dios ha hecho y sigue haciendo por nosotros, cabe ahora preguntarnos: ¿Cómo respondemos? ¿Qué semillas acogemos en nuestros corazones? ¿Las que siembra Cristo o las que esparce el Maligno? ¿Nos esforzamos por vencer el mal con el bien (como dice Rom 12,21)? «Examinadlo todo y quedaos con lo bueno» (Ver 1Tes 5,21-22). ¡Tarea tan difícil hoy! La cizaña, para quien no tiene el ojo entrenado, se confunde fácilmente con el trigo, y así sucede con el mal: se presenta siempre con apariencia de bien, como algo que “es bueno para nosotros”. El Señor nos invita al disernimiento desde Su Palabra y así tomar las mejores decisiones en la vida.

 Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,24-43):

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero."»
Les propuso esta otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré los secretos desde la fundación del mundo.»
Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará sus ángeles y arrancarán de su reino a todos los corruptos y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su padre. El que tenga oídos, que oiga.»

Palabra del Señor.

Más de mi trabajo creativo a través de @richardescalona en instagram.com/richardescalona 

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